Desenfreno Particular


La verdad ke, en cuestiones de sexo, no he sido jamás nada puritana, y últimamente me vicia desear e imaginar despierta, sobretodo cuando me encuentro en un ambiente público, conversando con alguien en alguna terracita mientras desayunamos y más si tengo frente a mí a esa persona ke despierta mis más ocultos placeres…

Esta vez te haré partícipe de una experiencia real, sin tabúes, complejos o pudor alguno, pero no sólo me conformaré con hacerte partícipe a modo de lectura… esta vez kiero ke alcances el placer ke yo sentí cuando gocé de esa dulce caricia ke vistió ese momento con deseos y placeres carnales ke, hoy y akí, kiero volver a repetir contigo.

Si decides seguir leyendo, sólo te voy a pedir una única cosa… sigue mis palabras y, sin privar a tu imaginación de hacer realidad este vuelo en ambiente tan cálido, reúnete y alcanza ese placer conmigo.

Habíamos intercambiado una oleada de conversaciones y llamadas, en las cuáles
nos ofrecíamos a un conocimiento mútuo, así ke propusimos conocernos en un desayuno, del cuál no se descartaba lo básico, nervios, confusión, reacción, y… pq no? El gustazo de dejar volar mi imaginación controlando mi expresividad para ke nada pudiera hacerse notar. Ese día decidí no ponerme nada atractivo, kería gozar de mi placentero sueño insinuándome a él únicamente con mi mirada, aflorando sus nervios, provocándole fríos sudores ke me desnudaran lentamente y ke, bajo su piel, se dejara seducir entre estremecidas perversiones no observadas a primera instancia.

Su timidez ya provocaba en mí una frescura de excitaciones cálidas entre mis muslos. Él no parecía darse cuenta, pero mi imaginación había empezado a apoderarse de ese momento. Mojaba mis labios y los humedecía de forma insinuante, atraída por la idea de provocar en él la fogosidad ke yo tenía en esos momentos. Fue entonces cuando mis pensamientos me traicionaron, no sólo sentí necesidad de desatar mi gozo sino de hacerle partícipe de la tormenta interior ke, aún hoy, desata en mí robando el primero de mis ronroneos sensuales. La sensación de estar en esa terracita junto a él oponiendo cierta resistencia, me provocaba cada vez mayor excitación. Empecé a sentirme húmeda, mis pezones se erigieron pidiendo guerra a través de mi camisa. Comencé a imaginar cómo se masturbaría pensando en mí, dejando una de sus manos pasear
entre mis pechos y recorriendo con su lengua la comisura de mis labios… Mi respiración se tornaba más fuerte por momentos, necesitaba ser disfrutada, gozada, penetrada… estaba exhausta, sólo kería escuchar como sus sentidos me bañaban en pervertido deseo.

De alguna extraña manera, empecé a reconocer su calor y la suavidad de su enajenada excitación. Había cogido mi mano y, entre breves y delicadas presiones, compartió esos sorbos de alaridos silenciosos… Por un momento se estremeció. Fue entonces cuando mi mano le indicó
el lugar tan cálido ke reservaba para él… Por mi cuerpo recorría un fuerte deseo y mi mirada se perdía en la suya… Sus dedos empezaron a moverse circularmente, las miradas ajenas habían provocado su máxime excitación y mi cuerpo empezaba a contornearse… Mi mano le indicaba el ritmo fogoso ke necesitaba y él, con mirada pícara y sonrisa canalla, me iniciaba en el juego de la provocación… Ambos estábamos locos de sexo, así ke sin mediar palabra y apartando su mano de entre mis piernas, me levanté y me dirigí al baño, no sin antes ofrecerle mi mirada descarada ke le informaba de un rincón en el ke desatar nuestra pasión… Me dirigí al baño y esperé a ke él asomara por la puerta para hacerlo mío. Yo no podía evitar jadear esperando ese encuentro, mis manos se deshicieron de toda prenda ke yo llevaba puesta y comenzaron a perderse por mi cuerpo… Empecé acariciándome el pelo, recorría mi rostro buscando mis labios mojados, resbalando con su humedad hasta mis pechos, pellizcando mis pezones agotando puro deseo… Fue entonces cuando me percaté ke la puerta estaba entreabierta y detrás había una mirada lasciva y lujuriosa…

El camarero nos había estado observando y su apetito sexual se había desatado… Bastó una mirada mía para invitarle a unirse a mis placeres sexuales y él no lo dudó ni un instante. Entró, preso de la desesperación y, sin mediar palabra, me puso contra la pared cogiéndome fuertemente del pelo y abriendo mis nalgas, facilitando así el acceso con su prominente sexo. No hubo delicadeza… me cogió fuertemente y me embistió salvajemente por detrás, con una fuerza ke provocó el mayor de mis gemidos, pidiéndole más, dominando el ritmo y tras una embestida sin medida… kise frenarle. Iba a desgarrarme pero… oh diosss… me encantaba esa sensación dominante, esas penetraciones salvajes, ese placer enajenado… siii, más… kiero más…
Con mi mirada, buské una salida a ese confuso placer. Rápidamente puso una mano presionando en mi vientre, empujándome hacia él, agarró uno de mis muslos y lo alzó fuertemente, para así, romperme de placer en la última de sus embestidas...


No había recuperado el aliento, cuando mi acompañante hizo acto de presencia… Sorprendida, junté mis piernas de forma inusitada, aún sentía la drástica presencia de akella tortuosa, pero saciante, penetración anal. Ese hombre ke me había penetrado de forma tan salvaje no se percató de la presencia de mi compañero de desayuno, así ke, sin yo informarle de ello, seguí buscando más placer… Decidí ke, mientras eso sucedía, no iba a apartar la vista de la mirada de mi provocador acompañante, y así lo hice…
El camarero, con cierta sensualidad, me encaramó a él, y con su mano deslizándose por mis pecho, buscó con sabiduría, la entrada cálida de mi intimidad. Sus dedos recorrieron con una facilidad increíble mis labios mayores y tras breves presiones
con suave ardor, se deleitó en mi pubis rasurado y, entre mis jugos, empezó a recorrerlo con movimientos cortos y circulares… No dejé de mirar a los ojos de mi acompañante ke, acongojado por todo akéllo, humedecía sus labíos sedientos de placer y ardía en deseos de saciar su apetito disfrutándome… me observaba gozar como una perra, gimiendo y jadeando para él, y retenía, con deleíte, sus ganas de participar en esa liberadora oleada de sexo.. No podía dejar de agitar mi pelvis mientras observaba su mirada, y mis gemidos excitaban aún más esa situación contenida de placer… Fue entonces cuando, tras presionar fuertemente su cara contra mi pubis y sentir ese dulce mordiskito en mi clítoris, arranké con un gemido el orgasmo ke tanto deseaba…

No tuve tiempo de disfrutarlo cuando, sin más, mi acompañante abrió bruscamente la puerta y lanzó al camarero fuera de allí. Cerró la puerta, cogió mis manos con una extraña mirada, acercó sus labios a los mios y empezó a besarme acaloradamente. Su lengua se deslizaba por mi cuello como una pekeña serpiente y, aspirando fuertemente, buscó mis labios, negándome yo a ke los encontrara y, evitando ke los disfrutara, creé en él, la saciedad de dominación (cosa ke a mí me encantaba). Sus manos empezaron a envolverme… una detrás de mi nuca cogiéndome el pelo fuertemente, obligándome a no poder observar cada rincón ke él recorría por mi cuerpo y, la otra, abriéndose paso entre mis piernas mientras mordiskeaba mis pezones de forma agitada, recorriéndolos con su lengua y dejando brotar su excitación en cada uno de sus jadeos. A medida ke su sed iba bebiendo mi cuerpo, su mano pasó lentamente por mi pubis y sus dedos se movieron entre mis labios interiores… me noté muy mojada, mis flujos vaginales facilitaron ke sus dedos se deslizaran cada vez más hacia mi vagina.
Ardía en pasiones desatadas, necesitaba sentirle dentro de mí, le rogaba ke me penetrara, ke lo hiciera fuertemente, estaba sedienta de su sexo…

No perdió tiempo y me alzó en sus brazos, abriendo mis piernas para facilitar el acceso a mi sexo… Sentí su sexo entre mis piernas, me parecía enorme y, entre mutuos jadeos, se detuvo un instante… me miró fijamente a los ojos y, tapándome la boca, penetró desesperadamente en mis adentros… Sentí un dolor intenso y desconocido en mi interior…

- No grites… muérdeme!!! – me susurró al oído.

No tardé en darme cuenta ke me había penetrado doblemente y ke, no contento con regalarme la mejor de sus embestidas con tremendo miembro, le había dejado opción tb a introducir tres
de sus dedos en mi cavidad anal. El dolor era exhausto, pero… soy una puta viciosa y me gustó esa sensación de obtener placer por dokier. Su movimientos eran precisos y lentos… pero no tardó en avivarlos con movimientos rudos y violentos. Seguía sin poder resistirme a pesar del dolor inmenso y cortante… Sus manos recogían mi trasero y empezaba a moverlo en sentido contrario. Intenté no gritar y le mordí fuertemente el hombro, pero eso solo pareció excitarle más, ya ke su ritmo aumentó. Sus jadeos se unieron a los míos… ya nada nos podía parar.
Me sentí romper… sus brazos abrían cada vez más mis piernas e introdujo uno más de sus dedos en mi trasero, insertándolos hasta dentro, no dejando lugar a nada más… Su miembro pareció agrandarse por momentos y no dudó en meterla entera entre esas embestidas brutales ke me hacían perder el sentido de manera incontrolable…

- Mírame… este regalo es para tí – me dijo con mirada lasciva.

Fue entonces cuando, con un movimiento brusco, introdujo todo su puño y su miembro a la vez y dos lágrimas placenteras brotaron de mis ojos… No me pude detener… El dolor pareció transformarse en un placer indescriptible ke me llevó a tener mi segundo orgasmo, en el mismo lugar y con diferente hombre… A él pareció excitarle todo eso, gozó ese último segundo como nunca, me contempló y aminorando el ritmo, salió de mí acariciando dulcemente mi rostro…
Relajó su mirada y, bajando su manos hasta mis pechos, soltó una sonrisa
burlona ke me indicó ke nada había acabado… Sujetó con fuerza mi cabeza entre sus manos invitándome a retozar con su miembro… Mis labios no dudaron en dar más volumen y dureza a los movimientos circulares de su cadera… hacia delante y hacia atrás… profundizando cada vez más …

En un último movimiento, cogiendo mi pelo con fuerza, ahogó el último de sus gemidos en un sublime orgasmo, dejando correr sus fluídos por mi garganta y disfrutando viciosamente de ver como su miembro viril se rendía ante la denominada mamada ke él, sutilmente, me había hecho gozar de manera dominante. Prolongué ese orgasmo titubeando con mi húmeda lengua. Había saciado sus apetencias con un descaro ke yo jamás había disfrutado. Salimos de allí algo exhaustos, pero con más ánimos de descubrir nuevos placeres en juegos sexuales no deleitados, pero sí deseados…


Pero eso... es otra historia…


(EN BREVE TENDRÉIS EL AUDIO DE ESTE RELATO, A VIVA VOZ)


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
EXCELENTE y exquisito blog!!!

estoy inmersa en tus escritos!!

dispensa si no sigo escribiendo... pero me apremia el seguir leyendo!

selene{S}
Lisa ha dicho que…
Gracias Selene, pensé ke nadie me leía, a parte de los "mios" claro está...

Entradas populares de este blog

Trucos baratos...

"La oración de la rana" de Anthony de Mello

Ningún pedo huele y tu hijo/a no es feo/a