Se perdió la narradora...


A veces ocurre, ke a una le chirrían las bisagras de la felicidad, de no usarla supongo... y luego, un buen día, cuando la esperanza poco a poco empezaba a tragársela, el desagüe de la bañera (junto con toda la mierda ke una suelta durante el día), alguien llega a hurtadillas y pone el tapón, no sea ke se pierda todo.
En unos segundos, las sonrisas se empiezan a acumular y se desbordan inundando todas las calles de la ciudad. Es entonces cuando, alguien te llamada y te dice ke te asomes a la ventana.
... Y allí están: la nota y la tarta. Exactamente el aceite ke andabas buscando desesperadamente hacía mucho tiempo para remediar ese ankilosamiento ke últimamente afectaba al ingenio.
De pronto, te arrepientes de haber rechazado akel curso de ekilibrismo ke te regalaba CCC, con una guitarra, una zambomba y no sé cuántas mierdas más..., pudiendo colgarte así de las cuerdas de tender del patio y llamar a su ventana e invitarte a un café, ke durando 3 días, al final sale barato...
Pero en vez de eso, te sientas y repites. Desentumeces los dedos y, con cuidado, le kitas el polvo al hemisferio izqdo del cerebro (el derecho ya lo barrerás otro día), y una vez más, vuelves a encontrarte sola ante el papel.
Reconócelo, a tí nunca se te ha dado demasiado bien la cocina...
Recuperas del fondo de algún cajón olvidado el libro de recetas y optas por lo más sencillo, cortar y pegar, pero el amasijo de letras es ya tan grande ke no entra en el horno, así ke le arrancas los clichés y los incisos con los incisivos, y no te das cuenta de ke, al mismo tiempo, han caído algunos verbos imprescindibles al suelo, por lo ke intuyes ke, alguna frase, debe haber kedado agujereada y huérfana... pero ya te dá igual, pq todo acabará kemándose, y desesperada, optarás por pedir auxilio a algún servicio a domicilio.
Pasan unos minutos y, enseguida suena el timbre, con una carcajada estridente ke te recuerda ke eres una calamidad y, a medida ke atraviesas el pasillo hacia la puerta, te avergüenza cada vez más la torpeza y la inutilidad cabizbaja y, humillada, avanzas hacia tu pedido lo mejor ke puedes, pq las sonrisas ya te llegan al tobillo y se agarran con los dientes a los bajos del pantalón.
Con miedo de ke salgan disparadas hasta el descansillo al abrir la puerta, las empujas hacia atrás con la punta del pie y entreabres la puerta con cuidado... y es entonces cuando, tras la puerta, encuentras terminada y entre sus manos, tu pekeña narración, justo ahora ke no keda café...

Comentarios

Trenti ha dicho que…
ains...siempre me hace releer la joia...es lo que tiene leer cosas con sentido..cuchame como me pierdas a la narradora me oyes¡¡¡la idem narra muy bien (entre otras cosas),asi que no dejes de escribir nunca..lo haces genial...
espero seguir disfrutando de tus textos (también)...
Lisa ha dicho que…
Supongo ke hay momento para todo Fer... y como todo, hay ke escoger, no?... yo no podría escoger, ese lujo no está hecho para mí...

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