Patologías más comunes en nuestra sociedad - II -

Para algunos, mentir se ha convertido en un estilo de vida. Sin advertirlo, han creado una red tan compleja de información falsa, que ya no saben cómo escapar del enredo y hallar la verdad. Es probable que la mentira produzca cierta fascinación para construir un mundo fantástico y engatusar a los demás.
Y de allí puede surgir un inocente "jugar a engañar" que, al ver las ganancias potenciales, se convierte en hábito. Con la mentira pueden llamar la atención y producir una supuesta admiración... Poder ficticio pero, al fin y al cabo, un poder.

Los mentirosos sostienen que, aunque el deslumbramiento no es legítimo, lo disfrutan de igual modo. Su posición es clara e implacable: la mentira como un instrumento para obtener ganancias secundarias. Tb mienten para huir de las obligaciones asumidas... y de nuevo, el provecho.

A veces, parece no existir antídoto contra esta tentación del mentir... Pero claro... quién no ha mentido alguna vez? Aunque se trate de mentiras piadosas (justificadas en la intención de no producir un daño innecesario), quién tira la primera piedra? Evidentemente, las mentiras frecuentes pueden originar, al menos, dos problemas de consideración:

1. Cuando se vuelve costumbre y se repite mecánica y sistemáticamente, sin mucho sentido: embaucar por embaucar. Ya ni saben porque lo hacen: mentirosos crónicos o megalomanía pura.

2. Cuando llegan a creerse el cuento y a confundir la verdad con embeleco. Adoptan una forma de autoengaño donde la existencia real y fantaseada se entremezcla peligrosamente. No sólo terminan siendo víctimas de su propio invento, sino que además son víctimas felices.

Esta farsa continua y auto dirigida, obra como una píldora de "éxtasis", una megalomanía existencial que les hace sentir, irracionalmente, más ligeros del equipaje.

Qué pasaría si, desde hoy, sin excusas ni engaños, decidieran mostrarnos como en realidad son y asumieran el riesgo de hacerse públicamente responsables de sus acciones, pensamientos y afectos? Generarían tanto rechazo como creemos?

Dejar de mentir es un alivio... y NO MENTIR, aún más...

Algún día dejarán de verse tan perfectos como han querido aparentar... Deben ser muy pocos los que nunca han mentido, porque, aún hoy, siguen sobrándome dedos en una sola mano para contar a esas personas que NUNCA me han mentido. De todos modos, que más da?! No podrán disimular ni enmascarar sin sentirse traidores de sus propios engaños.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trucos baratos...

"La oración de la rana" de Anthony de Mello

Ningún pedo huele y tu hijo/a no es feo/a