Madrugadas silenciosas

Dichosas madrugadas silenciosas que se niegan a resguardar un pensamiento diligente y, esas emociones escondidas en los pliegues de la mente, siembran una angustia llena de códigos indescifrables, se filtran en horas muertas y, es entonces, cuando me doy cuenta de que otra noche se ha ido...

Un profundo aire helado me envuelve y nubla mi entendimiento... soy la única habitante en este pueblo fantasma donde emergen silencios y tristezas.Sus brazos me han negado un refugio, me albergo tras el lamento y descubro la transformación de "mi todo" en la "nada", provocándole un silencio a mi inocencia en el desánimo de mi intransigencia. Me abandono en el ombligo de mi ira, alejada de voces demandantes acompañada de mi propia existencia y sus revueltas sin sentido.

Visité sus pensamientos, resbalé por mis miedos y subí hacia sus anhelos, pero mi firmeza desteñida cubre los cortos espacios de esta despedida. Y es que, en esta madrugada, volando hacia una tierra fría, he roto el eslabón de mis reflexiones.

He perdido mi rumbo sumergida en ruidos y me escondo en la oscura mortaja de las noches y sus madrugadas, desplazándome por esta vida con la brújula que dispone el corazón, acariciando el alma de mis pensamientos, y viendo el reflejo de una mujer adulta que escapa tímidamente tras su inexistente y fría naturaleza.

Dichosas madrugadas que ahogan mi sofocado grito en el inclemente rechazo de un cuerpo herido.

En esta madrugada, mi melancolía me ha ganado la batalla...

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