Paisajes sonoros

En ocasiones (demasiadas bajo mi punto de vista) me oculto bajo llave en un cuarto oscuro y me olvido de mí misma, como si los de verdad fueran los otros, los de fuera. Entonces es cuando llega ese miedo irracional, ese que se enrosca a mi soledad y me bebe el alma...

Calculo que habrán pasado algunos años desde que cerré los ojos y que, cuando los volvía a abrir, había poco que perder o, lo que es lo mismo, que mi vida se vendía barata, incluso llegué a desear que me rompieran los esquemas pero... ahora... ahora que estoy hecha de remiendos, sólo quiero que no se me noten demasiado los pedacitos que he acabado pegando.

Quizás es que no he dejado de asombrarme jamás de mí misma, tanto para bien como para mal, y por eso aún no me he aburrido de mí misma.
Confieso que creo haberlo vivido todo ya y, a mis espaldas, le pesan las experiencias, pero a ninguna de ellas las dejaría por el camino. En mi vida he podido hacer grandes cosas pero, en la mayoría de ocasiones, no me he atrevido y, sin embargo, estoy segura de que no me hubiera arrepentido de hacerlas, es más, he hecho cosas que jamás creí que llegara a hacer y de las que no estaba realmente convencida y, sin embargo... las hice.


Ahora, simplemente, me dá la sensación de que los años se me agolpan y no sé disfrutar. No me gustaría que los hechos se me quedaran escondidos en los bolsillos, sino que se me agolparan en las espaldas y disfrutaran del mismo paisaje del que disfruto yo... Mientras tanto, no tendré prisa por llegar. Me relajaré disfrutando del viaje en sí...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trucos baratos...

"La oración de la rana" de Anthony de Mello

Ningún pedo huele y tu hijo/a no es feo/a