Murió siendo joven

Se murió ayer... Tenía 2 años y casi toda mi vida en sus entrañas. Se murió sin previo aviso, sin gritos de dolor, sin alarmas... simplemente dejó de ser.
El cursor dejó de latir de repente y no hubo maniobras de "resucitación" ke lograran convencerlo de su juventud, de sus posibilidades, de su precio. Se murió sin copas de seguridad y se llevó consigo libros, fotos, traducciones, recortes de presa, canciones, escritos, etc... Mi Mac murió y con él se extinguió mi memoria.
El "supuesto" técnico de Apple diagnostica un defecto del disco duro, le echa la culpa a la mala suerte y promete un Mac nuevo.... Yo estoy en blanco, intento recordar y rescribir, pero no hay consuelo, ni memoria, ni posibilidad de recuperación, sólo tristeza y pesadumbre, duelo, amnesia, desesperación...
Así ke, con mi memoria muerte y un dolor muy vivo, salgo al mundo y ahí me esperan las turbulencias económicas, las naves nodrizas ke envían pateras, las 800 especies animales en peligro de extinción, los ciclistas y sus neurosis ke nos hacen dudar de nuestro derecho a ser peatones, la nueva ruta comercial provocada por el deshielo, los McCaan y los medios de comunicación, los McLaren y los medios de comunicación... vuelvo al silencio mortal de mi Mac, a la amnesia y al dolor privado, pero cierto, de lo ke pudo ser y ya no será, y entonces, bajo ese estado poco recomendable en el ke me encuentro...
Entonces viene Robert y pone en mis manos "El libro de los conejitos suicidas" de Andy Riley. Una maravilla de tapas naranjas y personajes en blanco y negro a kienes sólo les interesa morir.
La carcajada hecha libro...
El sarcasmo hecho conejo...
La estupidez humana hecha suicidio...
Una obra de arte ke tiene, además, la ventaja de poder leerse de a dos.
Pocos libros le dieron tanto a la humanidad...
Si no lo conocéis o si todavía no lo tenéis, corred a la librería más cercana y poned la mandíbula a batir hasta ke la risa duela, los ojos lloren y el mundo se convierta, por fin, en un lugar poblado de conejos pekeños, peludos, suaves y suicidas. Para todo lo demás... existe Mac.

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